Desitgem, en primer lloc, que vos trobeu bé de salut, d'ànims i que no vos sentiu sols o soles, front aquesta situació sense precedents que ens travessa. Us tenim presents i sabem que no n'està sent fàcil. Us voldríem contagiar d''esperança i de bona entesa recordant que la solidaritat construeix xarxes d'acompanyament i sosteniment, sobretot en moments incerts.
La SOLIDARITAT comparteix la saba de la tendresa.
D'altra banda, hem pogut comprovar com els mitjans de comunicació ja no parlen gairebé mai de la situació de les persones refugiades o migrants. A més a més, les patents sobre les vacunes posen "bastons a les rodes" dificultant molt l'arribada i l'aplicació de la mateixa a països que no formen part de la Unió Europea o d'altres grans potències.
Si per a nosaltres és difícil sostenir internament i al nostre exterior les circumstàncies provocades per la COVID-19, podem, per extenxió, posar-nos en la pell dels que es veuen en la necessitat de fugir de guerres i de situacions de precarietat extrema. Fem un intent d'aproximació a les seves vivències, agreujades per la mateixa pandèmia que assola a tots els habitants del planeta.
Per sentir-nos més aprop d'aquestes persones, vos compartirem, durant un seguit de setmanes, una sèrie de relats de la nostra col·laboradora i amiga Lola Fumanal, una dona compromesa amb el manteniment de la dignitat de la VIDA cap a tothom i molt implicada amb la búsqueda de camins que restaurin la bona convivència, el respecte, la igualtat d'oportunitats i els Drets Humans, especialment per les dones i els homes més vulnerables.
Esperem que us agradin i us convidem a enviar-nos comentaris a través d'aquest mateix blog.
EL
CONTINENTE MUERE BAJO CERO
Como azote imparable
llegan las noticias del desastre. La reportera
se enfrenta a lo imprevisible. La misión que le precede la espera con urgencia entre las nieves. Ella
intenta imaginar un frío que desconoce, y no lo consigue. Provista del atuendo
máximo nunca utilizado, atraviesa Europa y se enamora de la belleza de las
cumbres. No sabe que sus ojos verán algo más grande. Hacia el Este, decenas de
pueblos han sido atacados, de Norte a Sur, por una irrupción despiadada de frío polar. Adherida
al cristal, no puede apartar la mirada. Muy pronto le ciega la blancura
interminable. Entonces, el calor excesivo del interior le parece un privilegio obsceno.
Desea llegar a tierra y respirar aire helado.
Cuando el aparato inicia el descenso hacia la isla de
Lesbos entre la niebla envolvente, todo lo que se percibe es una explanada
interminable de telas y plásticos medio destrozados que se hunden bajo el peso
del hielo. ¿Qué es eso? se estremecen los viajeros. Ella permanece muda. Cierra
los ojos y piensa con horror que dentro de esa
locura hay seres humanos. Al salir, incrementa la ropa de abrigo; pero
no hay modo de reaccionar ante aquella temperatura. Su propio aliento pasa de
inmediato al estado sólido.
En el
campamento de Moria hay una pequeña estancia prefabricada en la que se alojan los cooperantes. En aquel contexto
parece una mansión. No le interesa. No sabes lo que dices, le advierten. Y no
lo sabe. Le resulta imposible pensar hasta qué punto el frío puede matar más
que el hambre. Junto al equipo sanitario se dirige al corazón de la realidad. Todo
es urgente, todo impotencia. El impacto le impide tomar fotografías. Pero es su
trabajo, ha de actuar. Aquellos rostros de mirada incierta parecen pedirle que
haga algo. Si no muestra imágenes nadie podrá creerla. Quiere que el mundo lo vea.
Se ve imprescindible y derrotada a un tiempo. No tiene sentido escribir; nada
supera lo que ven los ojos. Junto el reportaje, solo envía una breve nota:
IMÁGENES HELADAS
Adela Claravall. Campamento de
Moria. 10 de enero de 2017-8.50h
Nada elocuente que añadir. Grecia
es un inmenso campo de refugiados en una intemperie helada. La isla de Lesbos acoge
5.500 personas que viven o mueren en instalaciones previstas para 3.500, en
tiempo de bonanza. Es lo que ocurre en este territorio que naufraga en el
Mediterráneo. Hagan una proyección exponencial sobre el continente. Piensen en
personas que se han trasladado bajo la nieve desde más al Este, donde el frío
polar, que rebasa los -30º, parece congelar los termómetros. Ellos confiaron en
otro lugar menos helador, pero muchos no superaron el trayecto. Omitidas las
imágenes más desoladoras, las fotografías informan por sí solas. Enumeramos:
hipotermia, neumonía, gripe, congelación. La prensa, los cooperantes, los
equipos médicos internacionales, nunca somos suficientes.
Lola
Fumanal. Enero de 2017